Desde un tenue pensamiento que con mucha fuerza salta y se queda de forma intermitente causándole emoción al cuerpo, hasta crear la posibilidad de convertirse en una realidad trasformada; ocurre el proceso natural de arte.
Tan similar a la creación de la vida misma.
El arte es nacer. El arte es dar luz.
Quizá muchas veces no es la velocidad, sino la fuerza y las ganas de experimentarse en su más increíble versión.
Casa Calma tiene fuertes raíces
Crecer en un hogar donde mi madre creaba todo el tiempo con sus manos, desde pintar en tela hasta darle forma a la masa de arcilla, me permitió reconocer lo que antes pensaba que era una habilidad y hoy sin modestia aparte; lo siento como un talento, porque disfruto y me genera calma crear con mis manos, es como una especie de meditación y conexión conmigo misma.
Despertar todos los sentidos; oler cada esencia, ver fusionado los ingredientes, sentir la contextura de las velas y escuchar cada latido de mi corazón al emocionarse por ver resultados… resultados que dan ganas incluso de comer.
Poder descubrirme en este momento tan lleno de presencia y a la vez, irónicamente sentirme en un mundo irreal que ha transformado mi forma de percibir la vida, el mundo y sus formas.
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